Morfología y biología
El adulto es una polilla gris plateada de 13-14 mm de envergadura y 6 mm de longitud. El huevo es lenticular, aplastado, de 0.5 mm de diámetro, color blanquecino recién puesto y virando a amarillo al ir a eclosionar. La larva
alcanza los 8 mm en máximo desarrollo y presenta una coloración variable, predominando el marrón y el verde, pero siempre en tonalidades claras. La crisálida, sin característica morfológica específica, la realiza protegida
por sedas y restos vegetales o térreos tanto en la parte aérea como en el suelo, según la generación de que se trate.
Las tres generaciones que se suceden a lo largo de la campaña están perfectamente sincronizadas con la evolución fenológica del olivo:
Generación antófaga: En abril y mayo, los adultos que provienen de la generación anterior depositan los huevos en los botones florales cerrados y con marcada preferencia por el cáliz.
Las larvas neonatas penetran dentro del botón y se alimentan fundamentalmente de las anteras y el estigma. Crisalida en los brotes fructíferos protegiéndose con restos de flores secas unidas con sedas. Esta generación es la
de evolución más rápida completándola en un mes y medio.
Larva alimentándose de una flor
Crisalida en flor
Generación carpófaga: Los adultos, que aparecen de mayo a junio, realizan la puesta en los pequeños frutos principalmente en el cáliz. Cuando nacen las larvas perforan directamente el fruto y entran en la aceituna
antes de que se endurezca el hueso.
Se alimentan de la semilla hasta que a mediados de septiembre inicia la salida de la aceituna para crisalidar en el suelo, periodo que dura hasta finales de octubre. Los adultos nuevos ponen en las hojas (octubre) empezando
de nuevo la generación filófaga.
Puesta en una aceituna (detalle)
Inicio penetración en aceituna
Daños en aceituna
Generación filófaga: Los adultos, durante octubre y noviembre depositan sus huevos en las hojas y las larvas recién nacidas se mantienen en galerías interiores durante el invierno. En febrero aumenta su actividad,
cambia varias veces de hoja y finalmente se alimentan exteriormente de yemas y hojas. Crisalidan predominantemente en el envés de la hoja en el interior de un capullo sedoso aunque también lo pueden hacer en tronco y suelo.
Daños
Generación antófaga: Los daños que produce esta generación son muy relativos y difíciles de valorar. Una larva puede destruir de 20 a 30 flores, pero en el olivo de cada 100 flores sólo cuajan 2-3 frutos y
además, el olivo compensa la flor caída con un mayor cuajado. Sólo en el caso de una floración baja y una población alta de prays puede haber una merma importante de producción.
Generación carpófaga: Es la más dañina al provocar la caída de frutos. La primera caída (junio) es muy difícil de valorar porque el árbol la compensa aumentado de tamaño las aceitunas que queden y que, en verdeo,
en muchas ocasiones, puede ser hasta beneficioso. La segunda caída (otoño), sin embargo, es muy importante porque la aceituna ya está desarrollada y el árbol no tiene tiempo de compensar.
Generación filófaga: En árboles adultos no hace daños económicos. Sólo en viveros y árboles en formación puede destruir yemas que pueden afectar el futuro del árbol.